¿El emprendedor nace o se hace?

El espíritu emprendedor es un elemento vital para el desarrollo y creación de un negocio exitoso.

El espíritu emprendedor depende tanto de las cualidades innatas, como de las capacidades que se van desarrollando en el camino. | Fuente: www.shutterstock.com

La tendencia hoy en día es emprender un negocio propio, pero no todos logran el éxito esperado. ¿Qué hace que algunas personas sean emprendedoras y otras no? ¿Qué algunos vean oportunidades y negocios donde otros no vieron nada? Finalmente, todo tiene que ver con la actitud y las ganas con la que uno hace las cosas.
Entonces, ¿nace o se hace? Es posible que sea un poco de lo primero y mucho de lo segundo. Una persona puede nacer con cualidades que le faciliten y le ayuden a la realización y creación de diferentes emprendimientos, sin embargo, muchos de los más exitosos emprendedores, son los que han aprendido a emprender. Ser emprendedor es una actitud, es tener iniciativa y creatividad.
Según la Fundación Ewing Marion Kauffman, más conocida como Fundación Kauffman, organización sin fines de lucro cuya misión es fomentar una sociedad de individuos económicamente independientes, publicó un reciente estudio denominado “La Anatomía del Emprendedor”, que se basa en una encuesta a más de 500 fundadores de compañías y empresarios de diversas industrias. En él, revela que el 75.4% de los emprendedores aseguró haber trabajado para otros por más de 6 años, antes de comenzar sus propias empresas. Y es que este es un valor sumamente importante, no sólo es necesario la actitud y motivación que pueda uno tener, sino, la experiencia recolectada en los años anteriores, que lo nutren de mayores capacidades y competencias.
 ¿Cuál es el punto de partida para tener una idea de negocio y emprender?
Todo debe partir de la pasión, es decir, del deseo que tiene cada persona por hacer realidad sus sueños. Nada funcionará si no se tiene la motivación y las ganas de hacerlo. Todas las personas pueden tener cualidades de emprendimiento, sin embargo, siempre es necesario explotar esas capacidades y tener el valor suficiente para arriesgar y salir de la famosa “zona de confort”.
Por lo tanto, el espíritu emprendedor depende tanto de las cualidades innatas, como de las capacidades que se van desarrollando en el camino.

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