¿Cómo se originó el Universo? Marco Aurelio Denegri responde.
Bertrand Russell decía que no tiene sentido preguntar por el inicio del Universo y el principio de todas las cosas. El inicio o principio de algo es una ocurrencia temporal que supone un antes y un después. El inicio o comienzo es un punto en el tiempo, o sea en la magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Hablar del inicio del Universo sin preguntarse qué hubo antes de ese inicio, es un sinsentido. Es tan disparatado como hablar de un cuadrado redondo.
Además, y como si dijéramos para complicar las cosas, hoy está perfectamente averiguado que el Universo que conocemos y que nos parece inconmensurable, es apenas el cinco por ciento de todo el Universo. Y según parece el noventa y cinco por ciento restante jamás lo veremos, porque es pura obscuridad.
“En el Universo –dice Mosterín– predomina la energía oscura y la materia oscura. Sólo hay un cinco por ciento de materia visible, y de ella casi toda está concentrada en estrellas, galaxias, agujeros negros, gases intragalácticos e intergalácticos, etcétera. Incluso en el sistema solar –el único del que sepamos que contenga vida–, la vida se limita a una finísima capa superficial en el pequeño planeta Tierra. La vida es sumamente excepcional [una verdadera rareza].” (Jesús Mosterín, Diálogo y Debate. Lima, FE de la UIGV, 2010, 23.)
Finalmente, otro sinsentido es la suposición de que el Universo es obra de un Creador. Bertrand Russell se reía de este pseudoargumento, porque inferir un Creador es inferir una causa, y las inferencias causales solamente son admisibles en ciencia cuando proceden de leyes causales observadas y observables. La Creación de la nada (Creatio ex nihilo) es un suceso que no ha sido observado nunca.
Se podría decir entonces que el Universo no se originó por un Creador, sino espontáneamente. Ocurre, sin embargo, que tanto la aparición espontánea del Universo cuanto la suposición de haber sido éste obra de un Creador, contradicen todas las leyes causales observadas y observables.
Si se admitiera que el Universo es obra de un Creador, habría que preguntarle inmediatamente al Creador por qué tuvo la ocurrencia de hacer algo tan mal hecho. Los gnósticos ya se habían dado cuenta de esto y por eso manifestaban fundadamente que el Mundo no lo creó Dios, sino el Diablo, en un momento en que Dios estaba descuidado. “Se podría decir entonces que el Universo no se originó por un Creador, sino espontáneamente. ”
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