Cómo Superman distorsiona los ideales del hombre real.
¿Te imaginas a Superman o a Batman sin músculos? La ficción tiene un perfil tan arraigado de héroes fornidos y esbeltos, que pensarlos fuera de ese prototipo físico se nos hace imposible. Los hombres del mundo real, tan o igual que las mujeres, sienten una presión por los "cuerpos perfectos".
El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se manifiesta en ellos como una preocupación por aumentar su musculatura, porque se sienten inconformes con lo que tienen, siempre se encuentran defectos.
Un estudio incluso detectó la insatisfacción corporal que experimentan los hombres luego de jugar videojuegos.
"A nivel sociocultural se habla de la distorsión que tienen las imágenes que van a conocerse como modelos a seguir. En los videojuegos se colocan personajes varones con musculatura pronunciada y mujeres con siluetas exageradamente marcada, con la cintura angosta y muy voluptuosas en algunas zonas", señala la peruana Diana Pacheco, psicóloga de desórdenes alimenticios.
En este camino por lograr esa imagen de masculinidad asociada a los músculos, se cae en la vigorexia, una obsesión que puede llevar a pasar horas en el gimnasio. "En el fondo hay una baja autoestima, inseguridad, miedo a la crítica, al rechazo a los cambios".
Algunos recurren a los esteroides anabólicos que tienen entre sus efectos secundarios la muerte prematura y los trastornos neurocomportamentales, como problemas con el pensamiento y la atención. También hay posibles problemas cardíacos y la disminución de la producción de testosterona, que puede conducir a la depresión, la irritabilidad, la disfunción eréctil y la baja del deseo sexual.
Rasgos de las personas con TDC
Demuestran una personalidad muy rígida, son perfeccionistas, con baja autoestima e inseguros de sí mismos. "Lo cierto es que tienen miedo a crecer, a la independencia y a los cambios", señala Pacheco.
Esta intención de exacerbar la musculatura -dice la psicóloga- aparece cuando hay una tendencia a la inestabilidad emocional (ansiedad, depresión, impulsividad, arrebatos emocionales, intentos de suicidio) o porque en la familia hay tendencia a las adicciones (alcohol, drogas, a las compras, ludopatía o trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia).
Tratamiento
Se requiere de una atención integral donde intervenga un psiquiatra, un médico clínico y un staff de psicólogos. "Es muy importante trabajar con especialistas, orientando en base a una terapia de grupo, donde se compartan los miedos, obsesiones, fijaciones y esta dificultad para adaptarse socialmente. A través del aprendizaje colectivo, en comunidad, el paciente logra identificar que lo que siente no guarda relación con su cuerpo".
Dentro de los seis primeros meses, la persona debería tomar conciencia de por qué es necesario el tratamiento y la importancia de hacer un cambio en la vida, para gozar de salud física y mental.
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