¿Hacia dónde dirige su carrera?

En varios de los talleres que realizamos en LHH DBM a los ejecutivos en transición, siempre les preguntamos: ¿hacia dónde dirigen sus carreras profesionales? Y son muy pocos los que indican haber planeado su carrera y menos aún quienes han planeado su vida personal y profesional a largo plazo. Por eso quizá siempre les mostramos esta frase de Séneca: ¨Si uno ignora hacia qué puerto navega, ningún viento le será favorable¨. O también: ¨La mayoría de la gente no le apunta a nada en la vida, y acierta con increíble puntería¨.
Muchas caras se ensombrecen al reconocer que avanzan en sus careras sin rumbo claro ni metas definidas…Habiendo ayudado exitosamente a recolocarse a más de 6.850 ejecutivos en el Perú, hemos aprendido que para el éxito profesional y personal en general es clave decidir muy claramente hacia dónde nos dirigimos. Y, para ello, ponernos metas cuantificables que respondan a una clara visión de mediano y largo plazo de adónde queremos llegar, cómo y quiénes queremos ser cuando lleguemos. Y sobre todo tener un plan que nos defina qué tenemos que aprender y cómo tenemos que cambiar, crecer y adaptarnos para llegar así a nuestra meta planteada.
En su libro Los siete hábitos de una gerencia altamente efectiva, Stephen Covey menciona que la mejor manera para decidir los objetivos de vida a largo plazo es planear al revés, es decir, planear empezando por el día de nuestra muerte.
Hagamos algo extremo como sugiere Covey: ¿cómo queremos que sea el día de nuestra muerte? La primera reacción quizás sea: “¡Qué locuras se le ocurren!”. Pero vamos, imagine: ¿cómo quiere que sea?
Yo quisiera para el día de mi muerte: morir de 94 años. Me gustaría además lúcida, sana, acompañada y contenta. Ya trabajo en esa dirección: dejé de fumar hace años, como muy sano, hago ejercicio y me chequeo regularmente. Me gustaría ser de esas señoras de pelo blanquito, bien distinguida, agradable y divertida, pero fundamentalmente muy querida. Me gustaría que mis hijos estén todos presentes y desconsolados, y que mis nietos y bisnietos estén tristes acompañándome también. Para mí eso sería la mejor manifestación del cariño que habré logrado que sientan por mí. Y es que mi familia es lo más importante.
Además quisiera que a mi entierro asistan muchas personas como una manifestación de lo que mi trabajo y la posibilidad de ayudar a personas a ser más empleables significó para mí. Me gusta pensar que algunas de las personas con las que tuve interacción me recordará por algún impacto positivo que tuve por ellos. Así que si a usted le sirve de algo bueno mi libro, alguno de mis artículos o videos del blog, está invitado a mi velorio (¡es broma!).
Cada uno de nosotros tendrá su propia manera de imaginar el día de su muerte, pero lo cierto es que ver el final de las cosas permite entender tus prioridades, el balance que das a las cosas que te importan y empezar a hacer algo efectivo al respecto. También te dice lo que debes hacer (y hasta cómo) para que al final ocurra lo que has imaginado.
Otro punto importante para el plan de carrera es hacer nuestro plan de vida. Una buena idea es tomarnos treinta minutos para sentarnos a pensar ¿Qué quiero hacer?, ¿adónde quiero llegar?, ¿qué quiero hacer con mi empresa, con mi vida profesional?, ¿qué quiero hacer con mi vida personal?
En esos minutos, con reloj en mano, intentemos responder estas preguntas. Y quizás debamos tomarnos treinta minutos cada trimestre para preguntarnos cómo vamos progresando. ¿Acaso no lo hacen las empresas? ¿No hacemos nuestro plan de negocio para cada año? ¿No revisamos los resultados cada tres meses?
Recordemos: nuestra empresa o carrera es la más importante, porque nos pertenece. Tenemos que medirnos, porque si no lo hacemos, ¿cómo vamos a saber cuáles son nuestros propios y muy personales indicadores de éxito? Pero más que nada es vital decidir a dónde queremos ir; qué queremos hacer con nuestros servicios personales, con nuestra carrera, con nuestra vida profesional y, por supuesto, con la personal. Así sabremos adónde vamos…

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